I. ¿Cómo se media una situación de dependencia y largos cuidados?
A pesar de los anhelos por llevar una vida pacífica, a menudo se plantean conflictos familiares alrededor de las situaciones de dependencia o de necesidad que se generan en torno a las personas más mayores, que se presentan como circunstancias inevitables que se insertan en las relaciones sociales, en general, y entre parientes, en particular, al producir cambios ineludibles que deben ser afrontados por las personas afectadas por esta situación.
La mediación familiar es un proceso extrajudicial por el que un profesional imparcial, cualificado y sin poder decisorio, asiste a las personas en conflicto, principalmente para que adopten una solución voluntaria, aceptable y duradera, a los problemas que se les plantean en una situación concreta.
Pongamos un ejemplo de intervención real en mediación de dependencia y largos cuidados y se entenderá muy bien.
II. Presentación del caso
Luisa, de 80 años de edad, se encuentra en situación de dependencia: en cama y dependiente para las actividades básicas de la vida diaria. Carmen de 50 años y Ana de 48 años son sus hijas y se ocupan de ella. Luisa es atendida por sus hijas en el domicilio de éstas. Carmen vive en Córdoba, y Ana en la localidad de Peñarroya. Las hijas se turnan en los cuidados de manera que cada 3 meses trasladan a su madre para atenderla en sus casas. Todas las circunstancias son favorables para los cuidados de Luisa. La atención que recibe por parte de sus hijas es la mejor. Hay lazos de afecto muy fuertes entre madre e hijas, con lo que el nivel de compromiso en los cuidados es muy alto.
A pesar de ello , las hermanas no tienen buena relación, y en ocasiones esto genera malestar a Luisa, quien no sabe cómo apoyarlas en sus desavenencias y falta de acuerdo en algunos aspectos relacionados con la organización de los traslados de un domicilio a otro, así como en la gestión de sus ingresos económicos, en especial de la ayuda económica que percibe Luisa través de la conocida como “Ley de Dependencia“, por encontrarse atendido en su entorno familiar. Carmen considera que al no estar trabajando ni percibiendo ningún tipo de subsidio económico (al contrario que Ana, que trabaja como maestro en un colegio) ella tiene más derecho a percibir la totalidad de la citada ayuda por cuidar a su madre. Por esta cuestión de percepción de legitimidad, Carmen se ha dirigido a la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia para realizar un cambio de número de cuenta, de manera que sea ella la que reciba el dinero en una cuenta que ha abierto con su madre, figurando ella como autorizada y la persona en situación de dependencia como titular.
Ana, al enterarse de que su hermana ha realizado un cambio de número de cuenta sin contar con ella, que también es cuidadora, acude a la citada Agencia de Servicios Sociales y Dependencia y realiza otro cambio de número de cuenta, en la que sólo aparecen la persona dependiente y esta hija -Ana- como única autorizada. Al siguiente mes, al comprobar Carmen que no le ingresan el dinero, acude a la Agencia de Servicios Sociales para preguntar qué ha pasado, y detecta que su hermana ha realizado un cambio de número de cuenta.
Ambas hermanas y cuidadoras son guardadoras de hecho de su madre, por este motivo pueden actuar en su representación para este tipo de gestiones, como lo es el cambio de un número de cuenta. En este sentido, Carmen vuelve a realizar un cambio de cuenta sin tratar el tema con la hermana, y el personal técnico de la Agencia comienza a sospechar que las relaciones familiares son tensas, y que merece la pena realizar un trámite de audiencia a ambas cuidadoras para valorar lo que está sucediendo.
Las hermanas acuden a la cita programada y son recibidas por una mediadora familiar. Durante el transcurso de la entrevista, se percibe claramente que la relación entre ambas está deteriorada, y que ésta circunstancia podría afectar a Luisa. Sin embargo, también se percibe que para las hermanas la madre es lo primero, de manera que incluso anteponen su atención y cuidados a sus propias necesidades personales y familiares.
III. Proceso de mediación
Estudiado el caso, se les ofrece la posibilidad de ser objeto de un proceso de mediación para alcanzar una serie de acuerdos mínimos respecto a todo lo relacionado con la atención a Luisa, a lo que ambas acceden de buen grado.
Cuando se comienza a trabajar en esta línea, se percibe que el núcleo del conflicto se relaciona con el hecho de que ambas hermanas están casadas con dos hermanos, y Carmen se ha divorciado de su marido en una situación muy conflictiva (ha habido una denuncia por malos tratos por parte de Carmen). El marido de Ana, hermano del anterior, está muy enfadado por la denuncia que Carmen ha interpuesto contra su hermano, y la considera totalmente injusta.
Desde este punto, todo lo que se ha venido generando entre las hermanas y los respectivos maridos han sido malos entendidos y desavenencias que han derivado en un distanciamiento de ambas hermanas, en el que ninguna de las dos sabe determinar dónde está el punto de inflexión.
IV. Objetivo común
Desde el objetivo común de ambas hermanas, que es la perfecta atención a su madre, se trata de mejorar la comunicación y la coordinación respecto a todo lo concerniente a la atención a la madre, de manera que ésta no reciba el impacto del conflicto.
La mediación facilita que cada una de las hermanas se pueda poner en el lugar de la otra, y averiguar lo que siente, desde el lugar que proporciona la escucha activa y abierta, cosa que sin la mediación no son capaces de conseguir.
V. Posiciones
Carmen se siente no apoyada por su hermana, quién no se ha enfrentado al hermano de su marido y le sigue permitiendo la entrada a su casa. Se siente profundamente incomprendida por su hermana, incluso no respetada y no querida por ella.
A Ana le duele que su hermana no comprenda que ella no puede impedir a su marido que siga manteniendo una relación cercana con su hermano, ya que además ninguno de los dos hermanos tiene conciencia de que se hayan producido tales malos tratos. Reconoce abiertamente que quiere a su hermana, pero tampoco quiere que su conflicto matrimonial le cueste a ella su propio matrimonio, en el que lleva más de 18 años casada y tiene dos hijos.
V. Intereses
-Carmen quiere que su hermana impida la entrada a su domicilio de su exmarido, que no vuelva a tener ningún tipo de relación con él y que la apoye de manera contundente. Quiere que su hermana se haga cargo de sus dificultades económicas y que le permita disponer de la ayuda económica que percibe Luisa por ser atendida por sus hijas en su entorno a través de “Dependencia”, pues su ex marido no le pasa ningún dinero, a pesar de tener un hijo menor de edad en común, y tiene verdaderos apuros para cubrir las necesidades básicas los meses que Luisa se traslada al domicilio de Ana.
-Ana quiere que su hermana reconozca que le está generando un grave conflicto matrimonial con su conducta. No quiere intromisiones en su hogar. Quiere que entienda que ella no puede enfrentarse al hermano de su marido, porque eso le puede costar el matrimonio. Quiere que su hermana consulte con ella todo lo relacionado con la atención a la madre, y que la tenga más en cuenta en este sentido.
VI. Necesidades
-Carmen afirma que ella ha cuidado siempre de su hermana cuando eran pequeñas. De hecho afirma que ella renunció a estudiar para que pudiera hacerlo Ana, pues en la casa no había dinero para que estudiaran las dos. Se siente no reconocida por ella, y esto le duele muchísimo. Necesita que su hermana expresamente le reconozca todo lo que ha hecho por ella, y que la quiere y la apoya a ella y a su hijo pequeño en el tema de los malos tratos. Quiere que se interese por su hijo, ya que a nivel psicológico está muy afectado por la separación de sus padres y por el tema de los malos tratos, estando incluso comenzando a somatizar (tartamudez, timidez extrema, inseguridad, pánicos nocturnos…).
Necesita, igualmente, que su hermana le permita hacer uso de la “ayuda de dependencia” hasta que encuentre un empleo.
-Ana necesita que su hermana le dé tiempo para gestionar el tema de la entrada de su cuñado a casa, pues también quiere que comprenda que su propio matrimonio está en la cuerda floja. Necesita que entienda que -a pesar de que la quiere y que sufre por ella y su situación- toda la problemática que Carmen ha tenido con su marido ha salpicado a su propio matrimonio, y ella también lo está pasando muy mal.
Ana se sorprende por los problemas que presenta su sobrino; señala que no tenía ni la menor idea de esta situación, y le comenta a su hermana que lamenta mucho todo lo que están sufriendo, dando muestras verbales de comprensión y apoyo.
VII. Acuerdo
El resultado final del proceso ha sido alcanzar una serie de acuerdos para mejorar la comunicación y coordinación en los cuidados a su madre, así como un acuerdo en el tema de la gestión de la ayuda económica que percibe Luisa a través de “Dependencia”.
A Ana no le importa que su hermana Carmen haga uso del dinero hasta que encuentre un empleo, pues se hace cargo de su situación y dificultades al no percibir ningún dinero por parte del padre de su hijo; sin embargo, no se compromete a impedir la entrada de su cuñado a su casa, por respeto a la relación de parentesco que lo une a su marido.
Carmen se compromete a buscar activamente empleo, así como a comunicar a su hermana cualquier asunto de especial interés relacionado con la atención a su madre; sin embargo, asegura que una relación afectuosa y cercana como la que tuvieron no la va a tener en la actualidad, mientras su hermana permita la entrada de su exmarido en su casa.
VIII. Resultado
A los 4 meses la relación entre ambas hermanas había mejorado, de manera que, aunque no era especialmente cercana ni afectuosa, sí que había un mayor respeto entre ambas, y Luisa era completamente partícipe de esta mejora en las relaciones, lo que su bienestar mejoró notablemente, sobre todo por la disminución de tensiones entre ambas hermanas.